lunes, 15 de junio de 2015

Depresión sería síntoma del mal de Huntington



Se trata de una enfermedad transmitida genéticamente y se presenta en individuos sanos hasta el fin de su etapa reproductiva; la incidencia va de 10 a 15 casos por cada 100 mil habitantes.
 
Una depresión progresiva, así como la falta de entusiasmo alrededor de los 40 años de edad, podrían ser síntoma de la enfermedad de Huntington, dijo el médico genetista del Centro de Investigación Biomédica de Occidente (CIBO) del IMSS en Jalisco, Patricio Barros Núñez.
 
El experto del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informó que se trata de una enfermedad transmitida genéticamente y se presenta en individuos sanos hasta el fin de su etapa reproductiva.
 
Afirmó que la incidencia es frecuente, de 10 a 15 casos por cada 100 mil habitantes. Sus consecuencias son irreversibles y fatales; la esperanza de vida se reduce a una o dos décadas más a partir de un cuadro clínico concreto.
 
“Incluso, puede aparecer alrededor de los 35 años. Hay también cambios de conducta y luego se presentan los movimientos típicos, involuntarios. Va involucrada la degeneración del sistema nervioso central, el paciente pierde la memoria, sufre demencia y a veces convulsiones”, recalcó.
 
Pese a su posible asociación al mal de Parkinson, aclaró que se trata de afecciones distintas, porque en la enfermedad de Huntington se involucran miembros completos y no sólo fragmentos. En lugar de temblar dedos, labios, pies, etcètera, lo hacen tórax, piernas, cara completa, eso los distingue fácilmente.
 
“No es raro que el enfermo reconozca antecedentes dentro de la familia y busqué para él mismo o para su descendencia una asesoría genética, porque la probabilidad de transmitir la enfermedad es del 50 por ciento, cuando la pareja no presenta la patología, en caso contrario la probabilidad aumenta al 80 por ciento”, precisó.
 
“Para nosotros como médicos es complejo decirle al paciente que en 10 o 15 años se enfermará de manera progresiva, letal, y nadie podrá hacer nada al respecto. La ventaja de captarlo a tiempo es que se tomen decisiones respecto a tener o no hijos”, reconoció.
 
En ocasiones, sin embargo, los pacientes no desean compartir el diagnóstico. Hay madres que buscan la tranquilidad de sus hijos y no se los dicen, incluso cuando por otras mutaciones el Huntington fuese más grave en la descendencia.
 
Añadió que los más jóvenes sí quieren saber los detalles de su condición y esto hace difícil la intervención de quien los analiza.
 
“También es delicado porque a veces conocer la situación agrava los síntomas”, dijo Barros Núñez, porque ante pequeños signos que para otro pasarían desapercibidos, como olvidar unas llaves, el paciente ya diagnosticado se angustia, se predispone psicológicamente, adelantando a veces los síntomas de su condición clínica.
 
Otro aspecto observado en el entorno familiar es que los hermanos que no heredaron la enfermedad sienten cierta culpa frente al que sí tiene la mutación genética, y cuando el paciente muere los demás sufren la pérdida de una manera muy profunda.


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